Uno de los usos menos conocidos pero efectivos de la MENTA BLANCA (Mentha suaveolens) en herbolaria es su aplicación para tratar infecciones por hongos en la piel, como la tiña o el pie de atleta. Contiene compuestos antifúngicos naturales, como el mentol y diversos aceites esenciales (carvona, piperitona, pulegona).
1. Mentol: Antifúngico, antiinflamatorio, analgésico, refrescante.
Rompe la membrana celular de los hongos, provocando la pérdida de su integridad y la muerte celular. También alivia la sensación de ardor, picazón y escozor al interactuar con los receptores sensoriales del frío (TRPM8), generando una sensación calmante y refrescante inmediata.
2. Carvona: Antimicrobiana, antifúngica, repelente de insectos.
Actúa sobre las enzimas fúngicas, inhibiendo su metabolismo y capacidad reproductiva.
3. Piperitona: Antiséptica y antifúngica.
Interfiere en el desarrollo de la pared celular de los hongos, debilitándola. Ayuda a reducir la inflamación local, lo cual es útil en lesiones fúngicas con enrojecimiento o irritación.
4. Pulegona (en bajas concentraciones): Antifúngica y antimicrobiana.
Aunque tiene efectos beneficiosos, puede ser tóxica en dosis elevadas si se ingiere en forma concentrada. En uso externo diluido, no representa un riesgo.
¿CÓMO USARLA?
✔ Uso externo – Infusión antifúngica para compresas
Hierve una taza agua, añade 2 cucharadas de hojas frescas o secas de menta blanca y deja reposar 10 minutos. Cuela y deja enfriar a temperatura ambiente. Aplica con un algodón o gasa sobre la zona afectada 2-3 veces al día.
✔ Uso externo – Baño de pies antifúngico
Prepara 1 litro de infusión y sumérgete 15–20 minutos diarios durante una semana.
